Escuchar el nombre de “Nerón” a día de hoy todavía puede producir algún que otro escalofrío; no en vano, es recordado como uno de los personajes más crueles y temidos no solo de la Antigua Roma, sino de toda la Historia en general.
El fantasma milenario de Nerón
Emperador romano entre los años 54 y 68, si bien algunos hechos pudieron ser exagerados o inventados por la historiografía posterior, a este infame gobernante se le atribuyen acciones bastante bien documentadas que confirman su crueldad; por ejemplo, cuando un general romano destacaba por sus hazañas militares, Nerón, temeroso de que pudiera eclipsarle en cuanto a fama, lo obligaba a suicidarse so pena de acabar con la familia de éste en Roma, razón por la cual la mayoría de estos “condenados a muerte” acataban la orden de suicidio.

Su ferocidad también la mostraba con sus familiares más cercanos; si a su madre Agripina se le atribuye el asesinato del marido de ésta – el emperador Claudio – para que su hijo Nerón subiera al trono con tan solo 16 años, Nerón no iba a ser menos e iba a llevar acciones como mandar asesinar a su hermanastro, Británico, a su propia madre, Agripina, o incluso maltratar hasta la muerte a su segunda esposa Popea Sabina tras haber repudiado a su primera mujer, Claudia Octavia, después de varios intentos de estrangulamiento sin éxito.
El gran incendio de Roma
Los cristianos, comunidad religiosa modesta en el momento del gobierno de Nerón que iniciaba la predicación de nuevas ideas, acusaron también a Nerón de cebarse con ellos a raíz del célebre incendio de Roma del año 64.
Sin que esté clara todavía la autoría de dicho desastre ya que el emperador acusó a los cristianos de sucios y descuidados y, por tanto, causantes de la gran propagación de las llamas.

Es así como Nerón inicia una implacable persecución contra éstos en la cual, entre otros, son ajusticiados San Pedro y San Pablo. La mayoría de cristianos serían ejecutados en la arena del Circo Máximo, y no en la del Coliseo tal y como ha pasado generalmente al imaginario popular; en dicho circo eran torturados, servían de comida a las bestias traídas de todas partes del Imperio, eran crucificados e incluso untados con brea y, cuando caía la noche, se les prendía fuego, convirtiéndolos así en grandes antorchas humanas.
Todas estas acciones llevadas a cabo por Nerón propagaron ciertas creencias entre la comunidad cristiana, entre otras, la de relacionar al emperador con el Anticristo atribuyéndole también el número de la bestia: el 666 a dicho personaje, ya que la cifra del 6 es el resultado de sumar las letras de su nombre en hebreo.

La maldición de la tumba de Nerón
Estas ideas permanecieron en el imaginario cristiano por muchos siglos, de tal forma que alrededor de ellas empezaron a crecer varias leyendas.
Pero la que aquí nos interesa es aquella relacionada con la tumba de Nerón: se dice que, mucho tiempo después de su muerte, su fantasma seguía apareciéndose en el punto donde fue enterrado, correspondiendo a la actual Piazza del Popolo de Roma, y que un gran número de personas se seguían reuniendo años después en tal lugar para llevar a cabo rituales de magia negra alrededor de la sepultura, donde había crecido un nogal. Este árbol fue identificado como obra del Diablo para mantener vivas aquellas acciones neronianas represivas contra los cristianos, de tal forma que nació una leyenda negra según la cual el nogal era un verdadero imán del demonio.
Para que nos hagamos una idea del alcance de la leyenda, más de 1.000 años después de la muerte de Nerón, ésta todavía seguía viva entre los romanos. Es en este contexto donde destaca una acción llevada a cabo en el año 1099 por el Papa Pascual II, quien decidió realizar un exorcismo en este lugar. Según se cuenta, el Papa había tenido una visión de la mismísima Virgen María indicándole que, para ahuyentar a fantasmas y demonios, debería talar el nogal, desenterrar los restos de Nerón, quemarlo todo junto y, finalmente, lanzar las cenizas al río Tíber.
Más de 1.000 años después de la muerte de Nerón, ésta todavía seguía viva entre los romanos
La acción no acababa ahí; para asegurar el éxito, se impuso en la Ciudad Eterna un ayuno general de tres días antes de llevar a cabo dicho exorcismo, el cual se dice que fue realizado con éxito. Las brujas y hechiceros que allí se reunían hasta entonces dejaron de hacerlo, aunque trasladaron sus rituales al Monte Sacro, identificado desde la Antigüedad con el Monte Aventino, la colina de Roma que queda más apartada del resto.
Finalmente, en el lugar donde se encontraba hasta entonces enterrado Nerón se decidió levantar una capilla consagrada a la Virgen María como agradecimiento a la visión instructiva que le brindó al Papa. Sería ya siglos después, concretamente en 1472, cuando el Papa Sixto IV daría orden de edificar en el mismo lugar la Basílica de Santa María del Popolo, la cual todavía se conserva en la actualidad.

Sin duda la leyenda de Nerón todavía permance presente en la Ciudad Eterna, por eso te invitamos a participar en nuestros recorridos en los que te contamos todos los detalles in situ.
A presto!